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11 de octubre de 2024

Camila Velasco, la joven que dejó atrás los escándalos para enfocarse en la ingeniería y divulgar la inteligencia artificial

Famosa desde que nació, la hija de Sergio Velasco Ferrero y María Eugenia Zorzenón eligió correrse de los conflictos propios y ajenos para escribir su propia historia. La chica de la tapa que ayer copaba los puestos de revistas hoy pasea su conocimiento por empresas y universidades con un tema que la obsesiona. Y la separación de Pampita y Roberto García Moritán, a quien definió como “mi primer novio en serio”, la llevó a dar una vueltita por aquella que fue

>La imagen podría corresponder a otra época y situarse casi veinte años atrás, pero ocurrió una mañana de octubre de 2024. La actitud de la joven no sorprendió, más allá del perfil académico que desarrolló en el último tiempo. Famosa casi desde el día de su nacimiento, el 10 de agosto de 1988, hija de uno de los animadores más importantes del momento, Sergio Velasco Ferrero, y de María Eugenia Zorzenón. Con él, fallecido en 2020, tuvo una relación distante, marcada por su ausencia, que pudo restablecer cuando ingresó n la vida adulta. Con ella fueron incondicionales, al menos a los ojos del público, algo que se refleja día a día en sus redes sociales y que tuvo otra muestra en medio de la separación de la que habla el país.

Enfrentados en una batalla judicial por el paso de alimentos, sus padres protagonizaron uno de los grandes momentos mediáticos de los ‘90, cuando Zorzenón persiguió por la calle a Velasco Ferrero y le propinó lo que pasó a la historia como escupitajo facial. Camila permaneció totalmente ajena al hecho que un país lo hizo viral a su manera, con las herramientas de entonces, mucho antes de la explosión de las redes sociales. El archivo digital de la época permite verla en el living de Susana Giménez, con un dejo de timidez propio de sus cinco años, pero con una mirada curiosa que dejaba entrever que por allí podía andar su futuro.

La gran repercusión la tuvo a partir de una producción de la revista Playboy, en la que apareció desnuda sobre un triciclo y con el trillado título de Lolita. Dio inicio a una fama que duró bastante más de 15 minutos y que incluyó romances con celebrities bien diversas, como el músico Emmanuel Horvilleur y el príncipe qatarí Nasser Saleh Al Attiyah, multicampeón del rally Dakar. Además de prestarse a algún que otro escándalo, participó del largometraje de terror Sudor Frío, y condujo el programa de televisión Magazine Pop. Mientras tanto, más en silencio, estaba forjando a la Camila del futuro.

En mayo de este año, cuando la separación de la que habla el país no estaba en el horizonte, Velasco habló como nunca antes de su relación con el economista. “Moritán fue mi primer novio en serio, estuve cuatro años y fue bastante formal la relación”, le contó a Socios del Espectáculo, y, lejos de guardar algún recelo, le tiró flores a Pampita. “Desfilé con ella una vez, al principio de todo, es muy profesional y me parece una grande total de la Argentina”. También contó que sintió cuando se enteró que su ex salía con una de las mujeres más lindas del país. “Sentía que hacían un buen match. Entonces, me alegré”.

Si Camila no se enganchó en tiempo real con este romance fue porque tenía el tiempo demasiado ocupado en su carrera profesional. Y en ese breve raid mediático, unió ambos mundos en su visita al programa El Diario de Mañana. “Estuvo muy bueno todo lo que viví, me dio experiencia”, admitió sobre aquellos años locos en los que se reconoció como “pionera” en tener un programa de streaming. “Aunque en un momento dado tuve que elegir, mi decisión no fue abrupta. No decidí dejar los medios de un día para el otro. Como empecé a trabajar en una empresa petrolera y de energía más importante del país, no tuve otra opción”, reveló.

Un mundo en constante transformación la fue llevando al camino de la inteligencia artificial, donde se convirtió en divulgadora y consultora para las pequeñas y medianas empresas. Y pese a moverse en un ámbito de congresos, universidades y charlas TED, no reniega de su pasado. Más bien lo ve tan lejano que ya ni se reconoce: “A veces me dicen ‘volvé a Playboy’, y no tengo problema con eso; pero hoy mi cuerpo es vehículo y motor para contar otros cambios”.

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