Viernes
30 de Mayo de 2025
29 de mayo de 2025
Lejos de las multitudes de La Rural, Javier Cabadié, Thomas Rifé y Christian Broemmel proponen otro pulso literario: historias suspicaces que no esquivan la angustia de la época, la crítica aguda ni la incertidumbre general
Apático, abúlico, Theo llega al canal con los anteojos de sol puestos. El protagonista de Los sonámbulos de Thomás Rifé, como indica el título de la novela editada por Bucarest, no puede dormir. Su trabajo es elegir, todos los días, palabras de la A a la Z para que los participantes del programa las adivinen (cada capítulo es una letra y al final de cada uno hay una definición a resolver). Imposible no pensar en Pasapalabra. Al aburrimiento de esa rutina austera se le agrega una capa: Theo no puede dormir. Pasa un día, pasan dos días, pasan tres días. Decide hacer algo.
Un amigo le dice que ”dormir era un resabio evolutivo muy molesto“, ”una función cognitiva que no servía de nada en el mundo globalizado del poscapitalismo acelerado >Una novela de búsqueda: la falencia permite trastocar el mundo (de estigma a superpoder) y mirarlo con ojos nuevos. Así, Theo corre el velo de una ciudad desconocida y congelada; sobre todo, otra ciudad (es decir: otro mundo). Una curiosidad ancestral donde todo es tan precioso como peligroso. Una oscuridad baudeleariana, una hermandad de vampiros. Vivir sin dormir (es decir: sin la necesidad del descanso para seguir produciendo) hace del tiempo un elástico alumbrando otra imaginación, aunque la incertidumbre no se calle y la angustia no pare de titilar.
El personaje de Cadena nacional de Juan Cababié, publicada por Plep, se llama X y eso es un rasgo de personalidad. Pero lo que verdaderamente convierte a X en un habitante de este mundo es el contexto que lo abriga y lo estruja. Un animal de consumo. A lo largo de los capítulos, el autor pasea a su protagonista por los locales de las marcas que hicieron a este país un shopping vital: Farmacity, Megatlón, Coto, Frávega, Freddo, Café Martínez, Mercado Libre. X camina entre productos y servicios con una fascinación digitada y el aura rota. Lugares a los que asiste con la motivación de “ir por ir”.El primer supermercado el país se inauguró en 1951 (llegó para “resolver un problema que nadie tenía”); en simultáneo, las mujeres votaron por primera vez. El desarrollo del capitalismo argentino sucede en simultáneo con la democracia. Juntos, formaron un matrimonio perfecto, pero algo pasó —¿o ya estaba en el origen de esa relación asimétrica?— que el capitalismo se volvió predominante, mandón, autoritario. X creció vinculado sentimental y materialmente a cada marca, y en 2023 entra a trabajar en Mercado Libre, la empresa que “divulgó las ventajas de vivir en la incertidumbre”.Cada capítulo es menos el escalón de una historia que avanza lenta que un ensayo escurridizo. Cada capítulo es la historia de una empresa que nació, irradió éxito, sepultó secretos, aniquiló subjetividades, explotó, fugó, acaudaló y pronto, si es que ya no está ocurriendo, morirá. Y tal es la penetración que el preludio de cada capítulo es una cita literaria que nombra a cada una de estas marcas. Cadena nacional es una buena forma de mirar el mundo de hoy: la tensión resignada entre las pequeñas vidas cotidianas y las compañías que cotizan en bolsa, entre el consumo alienante y la producción millonaria. A diferencia de las dos novelas anteriores, de escritura más bien seca, parca, como de a latigazos, Primavera cero de Christian Broemmel, publicada por Ediciones Larría, tiene una prosa frondosa, de oraciones largas, subordinadas, con más comas que puntos y más descripciones que silencios. Configura un paisaje que no solo se limita a lo que está pasando alrededor de los personajes, también lo que ocurre adentro de los personajes. Empieza con Raquel cocinando arroz y una salsa de porotos negros mientras en la televisión hablan de la primavera y de las alergias. Ella conversa con los conductores.“Es la tos de un hombre, ¿quién?, ¿cómo entró? Raquel, con una mano aún en su boca, se asoma para ver: hay un hombre de unos sesenta años, de espaldas, en calzoncillos, junto a su cama >Ignacio le explica a Carolina que su madre está senil, que tiene que internarla en un asilo, que deje de lado el enojo acumulado, que necesita amor y plata. Mientras discuten, al lado, la alergia de la primavera hace estragos: “El estornudo fue tan violento que la nariz y la parte superior de las mejillas se abrieron destrozados. Una mucosidad negruzca fue a depositarse sobre la mesa y siguió chorreando por la cara desgarrada, abierta en dos, den enfermo, que quedó sentado inconsciente con la cabeza inclinada sobre su pecho”. La gente saca el celular y empieza a fotografiar la atrocidad.