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31 de octubre de 2024

Andrés Malamud habló sobre la política amateur: “Nos gobiernan personas que no fueron entrenadas para eso; y en Argentina decimos ‘Gracias a Dios’”

El politólogo resaltó que la llegada de líderes sin experiencia política y gobiernos surgidos de partidos nuevos es un fenómeno global. Se refirió a los escenarios electorales que se abren para el 2025. “La estrategia de Milei es inteligente: federaliza la economía y apuesta a los varones jóvenes”, dijo

>(Córdoba, enviado especial) - En apenas 12 minutos, el politólogo Andrés Malamud analizó los principales desafíos que enfrenta la Argentina, las tendencias globales que condicionan -y a veces explican- lo que sucede en el país, y proyectó las certezas y las incertidumbres frente al año electoral que se avecina. Fue un resumen contundente que por su brevedad no fue menos profundo y que fue presentado como parte de las actividades que convocó la Fundación Mediterránea en esta ciudad, por su 47° aniversario.

Malamud expuso en un almuerzo con los socios de la Fundación Mediterránea, que fue parte de las actividades que organizó la presidenta María Pía Astori por la celebración de un nuevo aniversario del influyente think tank cordobés, que contó con la presencia del jefe de Estado -que viajó especialmente desde Buenos Aires- del gobernador Martín Llaryora, y de líderes y referentes empresarios del interior del país.

“Si les digo que piensen en un economista tecnócrata que es convocado para salvar el país, durante un año estabiliza la economía y después es electo presidente, después de lo cual convoca elecciones parlamentarias, las gana y gobierna durante una década con un partido propio, alguien puede decir: Tercer Mundo, Ecuador, Rafael Correa. Y con el mismo criterio pueden decir: Francia, Emmanuel Macron”, afirmó.

“O hablar de una crisis que lleva a que caigan los jefes de gobierno y asuma alguien que fue electo por el Parlamento y que hace tal desaguisado que en pocas semanas lo echan porque la economía se hunde: Rodríguez Saá, en Argentina o Liz Truss, en Gran Bretaña. Lo que nos está pasando en América Latina está pasando en Occidente. No nos pasa solamente a nosotros”, resaltó.

Malamud reconoció que “en Argentina, como veníamos peor –o eso pensábamos-, estamos reconstruyendo, en vez de disolviéndonos; pero las democracias latinoamericanas están disolviéndose en la fragmentación, amateurización y divorcio”.

“Y con esta circulación viene la “amateurización”: somos gobernados por personas que no fueron entrenadas para eso. En Argentina decimos ‘gracias a Dios, finalmente llega alguien que no es de los que nos trajeron hasta acá. Sin embargo, ese alguien (NdR: por Milei) recurre a equipos que venían formados de antes. Los principales ministros de este gobierno fueron ministros cuatro años atrás. Sturzenegger, Bullrich, Caputo”, explicó Malamud.

“Argentina es un país que, aunque nos parezca lo contrario, a veces contradice las tendencias. La tendencia en América Latina está más cerca de la anarquía que de la tiranía, de la dilución del poder que de la concentración del poder. A veces Milei tiene raptos agresivos y uno piensa “Esto es peligroso para la República”. Y después mira lo que está pasando alrededor y dice: “No, es una sobreactuación”, porque el peligro que enfrenta nuestro continente es lo contrario, es la selva, no el Estado fuerte”, explicó.

Y recordó que “esto no pasa solamente acá” y puso como ejemplos: “Los partidos que hoy gobiernan Francia, con Macron, e Italia, con Giorgia Meloni, no existían en 2010. Los partidos que gobiernan las principales cunas de la civilización occidental hoy fueron inventados hace menos de 14 años. Y en América Latina, en los cuatro últimos años, 21, 22, 23 y 24, hubo 16 elecciones presidenciales, contando la de Uruguay del domingo pasado y el balotaje que viene. De esas 16, en 13 ganaron partidos políticos que tenían menos de diez años de existencia, incluyendo Argentina. Hay excepciones: Uruguay, Paraguay y Brasil. El Mercosur es algo diferente en América Latina. Y Argentina es algo diferente en el Mercosur”.

“A partir de esto que estamos viendo, podemos tratar de imaginarnos cómo se recomponen las cosas, pero lo importante es que a la fragmentación, habitualmente, se le superpone la polarización. Algo raro: fragmentación es partirse en muchos pedazos; y polarización es concentrarse en dos, lejos. Y a veces vemos las dos cosas juntas”, consideró Malamud.

El analista recordó que en Brasil “la polarización es altísima a la hora de elegir presidente”, ya que Lula y Bolsonaro “se llevan todos los votos y están lejos uno del otro”. Es un escenario que no trasciende a otras dimensiones, subrayó Malamud: “El Congreso es todo centro. La mayor parte de las gobernaciones e intendencias brasileñas son centristas, es el famoso Centrão, el ‘centrón’ donde van a buscar los votos con los que gobierna cualquier presidente, de izquierda y de derecha”.

“¿Qué va a pasar hasta 2025? Entremos a imaginar los escenarios electorales”, planteó Malamud y destacó: “Primer dato a tener en cuenta, es que no es una elección nacional; son 24 elecciones distritales. No habrá una boleta única en la cual un Milei vaya a la cabeza. Es probable que las boletas que apoye Milei tengan un león dibujado, pero los candidatos de Milei en las provincias no se han caracterizado por ser particularmente brillantes”.

“Quizás el león no ayude. Hacen falta también buenos candidatos. Y en la política argentina, los gobernadores y líderes provinciales, incluso de los partidos que no gobiernan, tienen el poder de la lapicera”, recordó el investigador de la Universidad de Lisboa, y completó: “Las elecciones que vienen se hacen provincia por provincia. Es decir se tejen provincia por provincia y se leen provincia por provincia, salvo el lunes posterior a la elección”.

El politólogo planteó: “Pueden ir a buscar desde 2005 en adelante y encontrarse con todo esto. En 2005 hubo elecciones intermedias la del debate de alta peluquería, que dijo Aníbal Fernández. En esa época Cristina le ganó a Chiche Duhalde y dos años después, Cristina era presidenta. La elección bonaerense anticipó la nacional”.

“Ahora, en 2009, la siguiente, De Narváez le ganó a Néstor, a Scioli y a Massa, que iban todos juntitos en la lista, los puso en una brochette y se los comió juntitos. Y De Narváez no fue presidente. En 2013, Massa gana la elección y el título de Clarín fue ‘Se abre una nueva época’, pero Massa no fue presidente. En 2017, Esteban Bullrich ganó la elección contra Cristina y Macri no fue reelecto. En 2021, Santilli ganó la elección y Patricia Bullrich no fue electa. ¿Qué significa esto? Las elecciones son distritales. La lectura será nacional. El resultado de la provincia de Buenos Aires no importa, es irrelevante”, afirmó.

De todos modos, Malamud resaltó que “esta es la primera vez en la historia que hay un cambio en la votación de la provincia de Buenos Aires”, a partir de la sanción de la Boleta Única de Papel, que cambiará físicamente la forma de votar, pero también tendrá impacto en la maquinaria electoral y la definición de los liderazgos.

“Los bonaerenses tendrán en una boleta, en un cuarto oscuro, los diputados nacionales: con Cristina, Karina, quien sea, que no van a tener capacidad de arrastrar a los desconocidos que sean candidatos a legisladores o a las celebrities que sean reclutadas para arrastrar a los candidatos a concejal de los intendentes, que serán los que hagan campaña”, consignó.

“¿Cuál es la estrategia del Presidente? Nosotros tendemos a pensar -incluso desde el interior del país- nacionalmente, pero Milei, no. Milei salió tercero en las dos Buenos Aires: perdió en la capital y perdió la provincia ante dos partidos en cada una. Y arrasó en 16 provincias del interior, con más del 70 en Córdoba y en Mendoza”, recordó.

Para Malamud, la estrategia de Milei “es federal y esto significa que quiere generar recursos para el interior, para que haya recursos y población. Y la provincia de Buenos Aires será problema de quien la gobierna. La Argentina que viene del corto plazo será una Argentina del agro, por supuesto, pero también del gas, del petróleo, de la minería. Y el RIGI es una estrategia para atraer inversiones, pero sobre todo es una estrategia para construir coaliciones, para ir desagregando gobernadores”.

En el tramo final de la charla, Malamud admitió que esa estrategia “puede fallar” pero la definió como “una estrategia muy inteligente: federalizar la economía -federalizarla extractivamente, no productivamente, y ahí tenemos un problema a largo plazo- y al mismo tiempo tornarla generacional, a puntar a los jóvenes, sobre todo los jóvenes varones, que son el apoyo que sustenta movimientos de este tipo”.

Andrés Malamud insistió con que para él la agresividad de Milei “es parte de la sobreactuación para construir la popularidad que le permite mantener la estabilidad”, pero resaltó que “la agresividad tiene rendimientos decrecientes; en algún momento tiene que ir reduciendo sino, empieza a ser contraproducente”.

Y concluyó: “La prueba del éxito de Milei será cuando pierda las elecciones y la estabilidad lo sobreviva, porque entonces será de todos los argentinos”.

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