28 de noviembre de 2024
G20: no llores por mí, Argentina
El rechazo del gobierno argentino a la propuesta de Lula da Silva para crear un fondo mundial contra la pobreza durante la última cumbre internacional ha desatado críticas, pero oculta una reflexión más profunda sobre el rol del grupo
Mucho se ha criticado la postura argentina en los medios especializados en temas económicos. Sin embargo, ninguno de los críticos ha estudiado a fondo la propuesta o las fuentes del rechazo de Argentina. Si lo hicieran llegarían a la conclusión de que la propuesta es un disparate, y el rechazo de Argentina no sólo es apropiado sino que establece un límite al desarrollo desordenado de uno de los más eficientes mecanismos de coordinación internacional.
El combate de la pobreza, sin embargo, no pertenece a la dimensión internacional. Muy por el contrario, es una tarea de estricto orden doméstico que puede ser facilitada u obstaculizada por la acción de otros países pero jamás promovida por ellos. Porque en el fondo la lucha contra la pobreza es una lucha por la libertad de cada individuo. La pobreza va atada de la mano a la servidumbre, sea esta económica, institucional o cultural. Porque cuando un ser humano es libre -a menos que sea un psicópata, que los hay- su misión en la vida es alcanzar el bienestar personal y el e su familia.
La creación de un fondo internacional para combatir la pobreza por tanto no hace el menor sentido y lo que si tendría importancia seria que el G20 establezca un catálogo de políticas publicas bajo las cuales florece la libertad y en consecuencia la creación de riqueza, que es la fórmula más efectiva para erradicar la pobreza. Crear ese fondo no sólo desvirtuaría la misión del G20 sino que le llevaría a sufrir el principio de Peter. Se emularía así el sendero degenerativo de las Naciones Unidas, organización creada para prevenir conflictos, agregar intereses y asegurar la paz. Pero la cantidad de tareas impuestas a las Naciones Unidas que no tiene relación alguna con su misión ha llevado a la organización a un rápido proceso degenerativo.
El “no” de Argentina a la propuesta de Lula es el inicio de la reversión del proceso de debilitamiento por embolia funcional del G20.