Sabado
22 de Marzo de 2025
8 de marzo de 2025
La muestra “Focus Group” en el Palacio Duhau presenta figuras que emergen y se diluyen en composiciones que desafían la percepción, cuestionando la relación entre identidad y colectividad
El artista Mariano Molina trabaja, desde hace dos décadas, sobre el concepto de masas, de multitudes, juega -palabra que utiliza mucho- con los cuerpos sin contexto, trabajando sobre fotografías que él mismo realiza, pero a las que les saca el fondo. Hay en esa elección un deseo, una búsqueda de romper con cualquier asociación política, para centrarse específicamente en el Ser. O en el No Ser.
Molina, quien explora temas como la percepción visual, el anonimato y las dinámicas, comenzó a indagar en las multitudes tras una serie de experiencias personales y profesionales que marcaron un punto de inflexión en su obra.
“En esa época también fui padre. Todos esos acontecimientos me dieron vuelta, pasé varios meses sin pintar, reacomodando mi vida personal y profesional. Entonces, decidí utilizar fotogramas de videos que había tomado tanto en Nueva York como en la Plaza de Mayo para comenzar a trabajar en una nueva dirección. Las multitudes no tenían que ver con el contexto, sino que eran un punto de partida”, dijo.
Y agregó: “Si bien parto de fotografías, mi intención ha sido siempre descontextualizarlas, con el objetivo de convertirlas en imágenes atemporales, ambiguas y de múltiples interpretaciones. Mi intención no radica en documentar eventos específicos, sino en investigar ideas y percepciones visuales”.Una vez definida la composición, proyecta la imagen sobre el lienzo y comienza a trabajar con capas de pintura. “Tiro una goma líquida, la salpico, tapo, todo de blanco y después empiezo a trabajar la parte blanca otra vez sobre la misma silueta del personaje”, explica sobre Action Painting, una de las obras en las que indaga con la técnica que popularizó Molina describe a su trabajo como un “ensayo constante”, donde cada pieza es una oportunidad para explorar nuevas ideas. “Hay un poco de azar y un poco de control sobre todo lo que hago”, afirmó. “El proceso de investigación y ensayo me permite explorar a la pintura como un medio no solo para representar, sino para cuestionar la propia naturaleza de la percepción” y “la utilización del aerógrafo me impulsa a probar diferentes efectos de movimiento que atraviesan a toda la serie”. En esos accidentes un poco controlados, sostuvo que en su obra “busca generar interpretaciones libres en el espectador”.
Además de las pinturas, la muestra presenta dos esculturas realizadas en madera, que surgieron de una propuesta para intervenir una biblioteca, a través de obras, que pueden ser manipuladas por los visitantes, y que reflejan el interés del artista por “crear una experiencia lúdica y accesible”.
Uno de los temas recurrentes es la tensión entre el anonimato y la individualidad dentro de las multitudes. En su trabajo busca destacar ciertos personajes dentro de un grupo, mientras otros se desdibujan en el fondo. “Identifico algunas figuras que me interesan y les pongo un poco más de enfoque por la posición que tienen o por la actitud”, comentó.En ese sentido, reabre un debate, que hace más de un siglo tienen la filosofía moderna y la sociología, y que aún se encuentra en disputa: ¿Es la fuerza del hombre individual o ésta radica en lo grupal?Los debates sobre quiénes somos en torno al otro, los comportamientos, por qué aceptamos de manera consciente autoengañarnos si eso nos incluye en una mayoría, etcétera, surgen en estas obras donde algunos individuos resaltan y otros se pierden nebulosos en una intrascendencia.
Molina elige a quién resaltar, a quién borrar, a quién dejar en un limbo. Y así como Durkheim nos habló de la anomía; Herbert Mead sobre lo fundamental de la aceptación social de la opinión de cada individuo, y Foucault reforzó el rol del individualismo como motor social, el artista nos presenta una serie de piezas que se mueven entre las fronteras de la figura y lo abstracto, de lo que se destaca y lo que se elige poner en un segundo o tercer plano.Es, por otro lado, una invitación a pensar estos tiempos big brotherescos, en los que pertenecer a la masa ya no significa tener la posibilidad de perderse en el anonimato, sino que desde una cámara, como en las obras de Molina que pueden tener, en muchos casos, una sensación de panóptico, con ángulos cenitales o picados, se puede reconocer a cualquiera que camine la calle.