5 de diciembre de 2022
El transporte de la pasión mundialista
La moderna red ferroviaria transporta diariamente, en promedio, unos 600.000 fanáticos entre los que asisten a los estadios de los partidos y los circulan por el área metropolitana de la capital qatarí y sus alrededores.
El Mundial Qatar 2022 dispone de muchas estrellas en los campos de juego y solo una fuera de ellos: el metro de Doha, un factor clave para el exitoso desarrollo de un evento que contabilizará más de 1,5 millones de visitantes al día de su clausura, domingo 18 de diciembre.
La moderna red ferroviaria transporta diariamente, en promedio, unos 600.000 fanáticos entre los que asisten a los estadios de los partidos y los circulan por el área metropolitana de la capital qatarí y sus alrededores.
Es un sistema de tres líneas (roja, verde y dorada), con una extensión aproximada de 75 kilómetros, en la que se ubican sus 37 estaciones, a las que se accede de forma gratuita durante la Copa del Mundo con exhibición de la tarjeta Hayya, una identificación que todos los hinchas debieron gestionar antes de su viaje.
Cinco de los ocho escenarios del Mundial están situados a una distancia que permite la llegada a pie desde la estación: Lusail, Ahmad bin Ali, Khalifa Internacional, Education City y 974 Stadium.
Los estadios Al Thumama y Al Janoub requieren una combinación con micros desde Free Zone y la cabecera Al Wakra (línea roja) y sólo Al Bayt, segunda cancha en importancia por aforo, demanda un viaje extenso, de más de 40 minutos, desde su punto ferroviario más cercano (Lusail).
El tendido subterráneo cubre el Aeropuerto Internacional Hamad y los puntos de mayor concentración turística.
Los 6 kilómetros del paseo marítimo Corniche, donde se ubica el FIFA Fan Festival, también están incluidos. Por ese lugar, transitaron más de 2.000.000 de personas hasta el viernes pasado.
La villa cultural Katara, el lujoso archipiélago La Perla, el centro administrativo West Bay, el parque Al Bidda y el tradicional mercado Souq Waqif son otros de los muchos sitios comprendidos en su área de movilidad.
El metro de Doha, una faraónica obra desarrollada para la Copa Mundial de la FIFA 2022, comenzó a operar en 2019 y funciona todos los días desde las 6 de la mañana hasta las 3 de la madrugada siguiente. Sólo los viernes retrasa el inicio de la circulación hasta las 9.
Está complementado por tres líneas de tranvías y unos 3.000 autobuses de baja emisión de carbono, en sintonía con el programa Visión Nacional Qatar 2030, orientado a reducir la dependencia de los combustibles tradicionales y a fomentar el uso de energías renovables.
Estaciones de hasta cinco niveles, amplias salas de trasbordo, largas escaleras mecánicas y cintas transportadoras propias de los aeropuertos son utilizadas por los miles de fanáticos que disfrutan del Mundial.
La terminal Msheireb, ubicada en una exclusiva zona del casco urbano, es la única que conecta a todas las líneas. Como muchas otras, ofrece gastronomía, servicios (comercios, bancos, oficinas) y hasta shows artísticos. Una ciudad debajo de otra.
Las combinaciones subterráneas pueden demandar caminatas de hasta 10 minutos. La señalización, en árabe e inglés, facilita la orientación, que también está garantizada por un numeroso y alegre cuerpo de voluntarios.
Con manoplas gigantes y megáfonos, los asesores señalan entradas y salidas; marcan accesos ("This way", pronuncian, repiten y cantan) y acomodan a los usuarios en los andenes, todos dotados de una protección espejada que impide caer a las vías.
También organizan el ascenso y descenso de la formación, una mecánica todavía no muy bien aprendida por pasajeros novatos. Es común ver escenas similares a un scrum de rugby entre quienes intentan subir y bajar del tren.
La capacidad operativa del metro es de tal magnitud que se convierte en la principal vía de arribo y desconcentración de los estadios. En un par de horas, puede desagotar el más grande del Mundial (Lusail).
Antes y después de cada juego, en el metro de Doha conviven argentinos, mexicanos, franceses, españoles, árabes, ingleses, brasileños e hinchas de todas las nacionales en un ambiente de tribuna pero bajo tierra.
Los trenes, de industria japonesa, son programados con una frecuencia de tres minutos y sus vagones están provistos de cómodas butacas, pisos de alto tránsito símil madera, aire acondicionado, pantallas led y sistema de audio.
Cuando termine la Copa del Mundo, un viaje en metro volverá a costar 2 riales qataríes, poco más de medio dólar. Este servicio, de momento libre, que el gobierno local define como uno de los mayores legados de la organización, representa un aliado indispensable para una buena experiencia en Qatar.