Lunes
21 de Abril de 2025
17 de mayo de 2024
Por Raúl Cereseto, conocido empresario y escritor argentino, quien preside la Fundación Latinoamericana de Sostenibilidad Pesquera (FULASP).
Extraído de: www.infosalmon.cl
Argentina ha sido reconocida históricamente por su multiplicidad académica, pública y gratuita, que tan polémica se ha convertido en los últimos meses por las diferentes voces políticas que plantean interrogantes acerca de su sustentabilidad, y planteando la necesidad de evaluar un sistema mucho más apegado a la privatización. Sin embargo, muy alejado de dichas divergencias y presto a reconocer el prestigio que ostenta el país en todo su universo educativo, entiendo que es hora de abandonar las banderías partidarias y posicionar el foco en multiplicar la capacitación en actividades no tradicionales, tanto en el ámbito público como privado.
Actualmente hay muchos sectores que necesitan una rápida proliferación de carreras terciarias y universitarias que formen profesionales de fuste y que le permitan al país seguir escalando en los altos cánones de capacitación multisectorial. En ese sentido, entiendo que la acuicultura emerge como una de las actividades económicas que piden a gritos la incorporación de una extensa oferta académica que provea, en el corto plazo, de mano de obra calificada y especializada, que le agregue valor a la actividad y que pueda proyectar una revolución en todo el sector.
Desde mi lugar, no puedo dejar de reconocer los avances que ha logrado Chile en el campo de dicha actividad. El país trasandino se ha convertido en una potencia internacional en la producción acuícola, exportando anualmente más de 6000 millones de dólares. Esta realidad no solo es el resultado de la experiencia y los errores aprendidos, sino también de una inversión estratégica en la formación de profesionales en carreras afines.
Su portfolio académico aparece plagado de opciones de estudios relacionados con las diferentes tecnicaturas en acuicultura, biología aplicada a la materia e ingeniería acuícola, con jóvenes que egresan cada día con la fiel convicción de investigar para desarrollar profundamente la actividad de siembra y cosecha de diferentes especies ictícolas.
Chile ha comprendido, a fuerza de errores y altibajos que ha ido subsanando justamente gracias a su inversión en la formación de personal especializado, que ese es el único camino no sólo para garantizar la sustentabilidad y la sostenibilidad de la industria pesquera, sino también para revolucionar la actividad en su conjunto. Y Argentina, no debe dudar en tomar a su país vecino como un faro, calcando una oferta educativa que puede allanarle claramente el camino para aprovechar el potencial de sus recursos naturales y utilizar técnicas innovadoras de la mano de verdaderos especialistas.
La revolución acuícola está en nosotros. Si queremos aprovechar plenamente nuestro potencial y sumarnos al selecto grupo de referencia internacional, debemos priorizar la capacitación. Es momento de espejarnos con otros modelos exitosos, actuando y apostando por el crecimiento de un sector clave.