Lunes
17 de Marzo de 2025
16 de marzo de 2025
“El país no se volvió guerrillero, ellos se amoldaron al país”, dice el periodista, que conversó largamente con la pareja. El origen aristócrata de ella, el magnetismo de él, su flexibilidad. Eso es su libro “Los indomables”
Cohen tiene una trayectoria importante. Nació en Montevideo en 1983, ha trabajado en medios como El País de Uruguay y Perfil, en Argentina, es gerente periodístico del grupo periodístico Tenfield y del canal VTV. Y escribió una serie de libros, entre ellos Habla Julio (2021), con entrevistas con el expresidente Sanguinetti, prologado por el expresidente Luis Lacalle Pou y por el filósofo Santiago Kovadloff.A José Mujica, Cohen no lo votó nunca. Pero eso le impidió tener una serie de encuentros, hablar de frente, escucharlo.
-Yo presenté un libro sobre una institución uruguaya histórica que se llama MEVIR, y que, muy simplificadamente, se dedica a construir viviendas dignas para personas del medio rural que no pueden acceder a ellas. La única condición que puse para aceptar ese proyecto fue que estuvieran entrevistados todos los presidentes vivos de la democracia, porque MEVIR, creada originalmente por un gran filántropo, es demasiado importante como política de Estado. Entonces, cuando hice esa entrevista, descubrí que Mujica decía un montón de cosas en las que estaba influido por Lucía y que Lucía le soplaba un montón de cosas y tenía un pensamiento propio, fuertísimo, distinto, una personalidad metódica, cerebral, muy complementaria a la de ese caudillo carismático y romántico. Entonces yo dije: “Acá hay algo que no estamos viendo”. Después presenté un libro de entrevistas que se llama Diálogos en espejo, a dos grandes historiadores uruguayos, que a ellos les gustó. Me reuní con ellos a hablar del libro y así empezó.
-¿Por qué pensaste que había que hacer este libro? Sobre todo de Mujica hay mucho...-La de él, no
-Quise mostrar cómo había sido la infancia entre misas de gallo y campo de ella. Y, por otro lado, la infancia humilde, no pobrísima de Mujica. No le faltó nunca de comer, pero mucho más humilde. Entre chacras, en un barrio obrero de clase trabajadora de las afueras de Montevideo. Es el primer libro en el que Lucía es protagonista, quizá el último de Pepe y el primero de ellos dos juntos.-Yo iba a buscar las razones detrás de su pragmatismo. Pensaba lo siguiente: el MLN, el Movimiento de Liberación Nacional, fue una guerrilla que tuvo acciones para algunos simpáticas, para otros condenables, como por ejemplo un asalto a una financiera. Pero también otras acciones muy antipáticas y muy condenables. Pepe y Lucía estuvieron en el MLN pero no fueron líderes del MLN. ¿Cómo pasa esa guerrilla que es derrotada por los militares, esa minoría violenta, a abrazar la democracia republicana? Primero a reciclarse por vía electoral y a tener más votos que el Partido Nacional entero... Bueno, escuchando a la gente. Siendo una izquierda popular. Muy desacomplejada sociológicamente e incorrecta políticamente. Y con una enorme flexibilidad, un pragmatismo movimientista, casi peronista. Fui a buscar ese pragmatismo, pero quería conocer sus dimensiones. ¿Cómo te volviste tan flexible ideológicamente? ¿Cómo hacés para que gente que nunca hubiera votado al Frente Amplio los vote a ustedes?
-¿Y qué encontraste?-¿Cómo hicieron el libro?
-Duró un año. Tenía pensado hacer como ocho entrevistas, pero resultaron cinco o seis porque a él le diagnosticaron cáncer en el medio. La radioterapia te deja fundida a ti y a mí, pero imagínate a alguien de 90 años con una enfermedad autoinmune, con insuficiencia renal, que estuvo doce años en un pozo y que antes recibió balazos. ¿Qué hacíamos cuando Pepe se sentía bien? Yo hablaba con Lucía. Me decía “Venite tal día” y hacíamos muchos capítulos en cada reunión en vez de uno en cada reunión. Si alguien nos escuchaba, decía “Este chico está esquizofrénico, ¡cómo cambia de tema!”-Uruguay es un país muy laico, muy laico en el sentido francés de la palabra: está mal visto que sea muy religioso un presidente de la República. Mujica no es religioso, pero es muy respetuoso de la religión, de las religiones. Lucía no es religiosa y es más crítica. Entonces no me sorprendió que él hiciera una defensa, sobre todo de los jesuitas. Y hay que poner todo en su contexto, porque para un líder como el Papa no debe haber algo que le dé menos resultado que recibir al presidente de un país de tres millones de personas, que es laico hace ciento y pico de años. Y, sin embargo, tienen una relación que a mí me parecía que iba a explicar muchas cosas de América Latina, de un pensamiento popular progresista y moderado que tienen tanto Francisco como Mujica. Que es la Teología del Pueblo, que abraza a Bergoglio y con la que simpatiza también Mujica.
-¿Cambió tu mirada sobre Mujica a través de los años? ¿Y cambió cuando hiciste el libro?-¿Qué es lo que tiene que hacer un expresidente para ser bueno?
-En algún momento decís que te impresiona cómo habla Mujica.
-Parece tener conciencia de quién es, como cuando dice: “soy un viejo guerrillero...” y que van a sentarse a su lado en la Casa Blanca.
-Hablamos ya de que su ideología fue cambiando. ¿A vos te parece que son el pasado?
-¿Cómo es eso?
-¿Ellos fueron buenos para el Uruguay?
-¿Entonces, cuándo fueron buenos?
-El libro tiene declaraciones que levantaron polémica. Cuando Lucía te dice que hubo falsos testimonios en causas contra militares. Esto tuvo efectos políticos, como que se pidiera reversión de algunas causas. ¿Cómo apareció esa declaración y qué pensaste?
-Pero fue un cimbronazo.
-¿Te animás a definir a cada uno cortito? Ahora, después de todo esto.
-¿Y Mujica?
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