Miercoles
28 de Mayo de 2025
27 de mayo de 2025
Durante 4 días, Corrientes reunió alrededor de 250 artistas, que desplegaron un riquísimo imaginario construido a partir del territorio
Quizá, la artista que se mueve más en esta línea es la local Anísima, presentada en soloshow en Taller Inminente, con una pieza con una referencia a Y la cuestión de la paleta, la presencia de Matisse, no fue menor. Hubo en lo pictórico dos tendencias en la colorimetría que resultan, por opuestas, llamativas. Por un lado, una reminiscencia a lo pop, psicotrópica incluso, matisses puros y profundos, chillones si es posible, mientras que del otro lado, ocres, colores enmudecidos bajo el barniz, como extremos de un mismo follaje: la exuberancia y el apaciguamiento de lo nocturno.
Pero el territorio es, decíamos, una construcción social. Tomemos por ejemplo a la obra del chaqueño de Puerto Tirol Erick Pertile con su Ecos de la tierra en Lur, que presentó un conjunto de esculturas a partir de tres conceptos principales: “Ecos del Fuego”, “Animales en peligro de extinción” y “Resiliencia de la naturaleza”.
En el primero, utiliza fuego y humo para intervenir las obras, dejando huellas que evocan las vegetaciones quemadas. En el segundo, busca enaltecer la figura de los animales, muchos de ellos en peligro de extinción, con el objetivo de generar conciencia sobre su preservación. Mientras que en el tercer concepto celebra la capacidad de la naturaleza para reconstruirse, destacando las texturas y paisajes del país.En El Vivero, Maria Bressanello presentó tanto una serie de retablos relativos al río y su fauna y los efectos de lo humano, como con una serie de dibujos realizados con la piedra carbónica de árboles autóctonos tras aquellos incendios, o Nant Ezequiel, en Crudo, en otro soloshow, creó un site specific de pequeñas maderas rectangulares intervenidas con escenas iconográficas muy puntuales, que parecía como si un Torres García se hubiera desmembrado para ocupar el territorio, que proponía una lectura directa sobre las problemáticas de la región.
La Tierra sin mal, lugar legendario guaranítico, aparecía en su positivo y su negativo, por su plenitud y abundancia, como a través de las heridas infligidas por la desacralización de la intervención humana. Y es que el territorio se constituye, además, por lo relativo al fervor popular, sea a partir de lo religioso o lo pagano y, por supuesto, lo mítico. Dentro de la profusión de referencias a la flora y fauna, los carpinchos tuvieron un lugar especial. Su presencia mediática, a partir de su presencia en barrios cerrados en la zona del Delta del Paraná, donde habitaban en humedales arrebatados, les otorgó una fama viral que, en tiempos de la hipercultura, citando a Byung-Chul Han, se convirtieron en objetos de consumo como muñecos o mochilas sin fronteras e, incluso, a partir de las pantallas se está generando un cambio lingüístico, sobre todo en las nuevas generaciones, en el que se interpone llamarlos capibaras, nombre no tan autóctono como el “carpincho”, y que es utilizado en todos los países del continente, incluso en Brasil. ¿Tiene esta popularidad mediática-mercantil alguna incidencia en su superabundancia representativa?Sin dudas, la exarcerbación de este cruce entre lo religioso y lo histórico pudo observarse en una de las muestras inauguradas en el marco de la feria, en el Bellas Artes, donde Febe Defelipe presentó Corrientes tiene Paye Pop, curada por Julio Sánchez Baroni, con obras que yuxtaponen ambos imaginarios.
Y es que lo identitario es también una renovación, un diálogo con las leyendas, los imaginarios y los usos del espacio, que trasciende lo meramente visual y nos coloca desde distintos enfoques sobre realidades que por cotidianas pueden parecer intrascendentes o anecdóticas pero que marcan también una forma de construir ese territorio.
Y es que hay riesgos, claro, la idealización, la reproducción técnica del imaginario, puede convertirse en una especie de “lenguaje” artístico aceptable y perderse en repeticiones. Está, en la mano y en la idea, lo que distinguirá a unos y otros, como siempre ha sido. Como siempre será.
Lo que es innegable es la pulsión de los tiempos de toda una cámada de artistas que buscan, prueban y vuelven a probar, una vitalidad que muchas veces es color, en otras sintética y que presentan una cosmovisión riquísima alejadas de alegorías del yo, que se corren del centro porque, como decía el curador Rodríguez, hay en esta escena del NEA un espíritu colaborativo.En este contexto, las propuestas artísticas de arteCo fueron un espejo de las tensiones y armonías de un territorio, que en tanto construcción social se expresan de manera personal. La feria no solo expuso obras, sino que también invitó a los visitantes a sumergirse en un espacio donde lo humano, lo natural y lo imaginario coexisten con un enfoque que combina lo estético con lo identitario, creando así un evento único en el panorama artístico, marcado por su capacidad de integrar el arte con el territorio de manera orgánica y significativa. El sincretismo litoraleño.
Premios ArteCo 2025
-Premio Adquisición UNNE: Maximiliano Venturini | Colectivo Moiras (Santa Fe)-Premio Formación Proyecto Púrpura: Bruno Yedro (Yapeyú)
-Premio Residencia La Ira de Dios: Emme Canteros | Proyecto MESA (Chaco/Corrientes)