4 de abril de 2024
Celeste Carballo: “Estábamos escuchando a Hendrix y de golpe apareció Piazzolla”
Este viernes se presenta en Bebop Club junto al Quinteto Revolucionario para interpretar los tangos de Astor. “Me compré el simple de ‘Balada para un loco’ a los 12 años y fue mi caballito de batalla para cantarla en todas las reuniones familiares”, cuenta a la distancia en el tiempo
—El otro hito es Chocolate inglés, un disco muy importante en tu vida... Cantas “El día que me quieras” con Charly y está “El chino”, coescrito con Andrés Calamaro, un temazo, casi te diría un clásico del rock argentino...
—Ese disco lo hice después de haber estudiado mucho tiempo. Empecé estudiando piano con el tío Santiago Giacobbe, después de tener un disco de oro, después de Me vuelvo cada día más loca. Sí, ahí empecé a estudiar música. Me compré un piano y estaba toda la tarde tocando escalas, armando acordes. Te sirve como andar en bicicleta, No te olvidás nunca más. Las escalas, la construcción de acordes y todo eso es para toda la vida. Y después, a los dos años empecé a estudiar con Pichona Sujatovich, la mamá de Leo. Una capa que me dijo “a vos te voy a educar la mano izquierda, los bajos y te voy a enseñar la blue note”. Yo abrí los ojos y dije “¡Sí!” Cuando lo tuve en el mapa del piano, se abrió un mundo nuevo. Ahí está todo clarísimo. Y me encerré a tocar, tocar y componer. Yendo donde quería ir, no donde me llevaba un sonido lindo de la guitarra (como construía las canciones antes).
Cuando nos encontramos con Andrés después de muchos años y construimos “El chino” en un día, yo sabía lo que estaba haciendo. Con Andrés nos encontramos después de no vernos porque él se había ido a España y me mandaba cartas por amigos: casetes, hasta un afiche de Los Rodriguez... Pero lo vi mientras yo estaba en un bar y él pasó por la calle. Nos contamos la vida de cuatro años en dos minutos y dijimos “Bueno, tenemos que hacer algo”. Yo había terminado mis horarios en el estudio Panda, pero podía pedir más... Y él también iba a grabar en Panda. Así, que “encontrémonos a la noche” me dijo él, “y hacemos un tema”. Él se fue a grabar, yo me fui a mi casa, arranqué “El chino”. Yo recién había visto El amante (ya había leído el libro porque era fan de Marguerite Duras). Esa noche le relaté la historia, él no había visto la película ni leído el libro.
Le mostré la primera parte de la canción que ya tenía hecha, y él hizo la segunda... En un minuto. Conseguimos un horario en el estudio para el día siguiente. La grabamos los dos solos.
—Última pregunta ¿Vos dirías que el tango sigue siendo la banda de sonido de Buenos Aires, de esta ciudad del siglo 21?
—Sí. No hay otra cosa. Porque si hablamos de corrientes culturales yo te voy a decir algo realmente problemático. No sé dónde está Buenos Aires, ya no sé dónde está Buenos Aires y ya no sé dónde está Argentina, porque culturalmente es todo una masa. Es una masa global. Una masa global que está viviendo el rap y todo. Ojo, me encantan las nuevas corrientes. Todo... El trap también me gusta. Pero me gustaría que el trap se pudiera encontrar con la canción en algún momento, con alguna armonía. ¡Alguno que aprenda a tocar el piano, por favor! Ya basta de usar a la mujer para el perreo ¿Cortala loco, qué te pasa? Tanto feminismo por un lado, y por el otro ¿qué somos? ¿Animales o qué? Cortenla.
[Fotos: Franco Fafasuli]