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17 de octubre de 2024

La interna en Cancillería no cesa: ahora se fue el segundo de Diana Mondino

Se trata de Leopoldo Sahores, quien venía resistiendo como secretario de Relaciones Exteriores a pesar de ser uno de los apuntados por la alta dirigencia libertaria, en su lucha por imprimirle un sello propio a la política internacional del Gobierno. Lo reemplaza Eduardo Bustamante, quien hasta ahora era cónsul en Montevideo

>La interna en Cancillería no da tregua esta semana. Tras la reciente “En el día de la fecha, la ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Diana Mondino, ha aceptado la renuncia del secretario de Relaciones Exteriores, Leopoldo Sahores, quien será reemplazado por Eduardo Bustamante, actualmente en funciones como cónsul general de la República Argentina en Montevideo”, comienza el comunicado oficial.

En el texto, también se “agradece y valora especialmente la labor realizada por el embajador Leopoldo Sahores, así como la dedicación, profesionalismo y compromiso con los que desempeñó sus responsabilidades en esta etapa de la gestión”.

Desde el sector libertario, afirman que Karina Milei y Santiago Caputo tienen la intención de realizar una profunda limpieza en Cancillería, donde consideran que pervive “la expresión más rancia de la casta”.

Sahores será reemplazado entonces por Bustamante, presentado como “un funcionario del Servicio Exterior de la Nación con una destacada trayectoria diplomática”.

En el comunicado de Cancillería se destaca que Mondino “se complace en designar como secretario de Relaciones Exteriores a una persona de sólida trayectoria profesional como diplomático y con experiencia en temas relevantes para asumir un rol que conlleva alta responsabilidad”.

Javier y Karina Milei le dejaron en claro en su momento a Lagorio su disconformidad con la actuación que había tenido en la Misión Permanente de la ONU, uno de los destinos más importantes en la carrera diplomática, y donde el presidente interpretó que no se habían presentado sus ideas de manera adecuada. El malestar llegó al punto de que se había llegado a barajar la posibilidad de excluir al embajador del discurso ante el pleno de la Asamblea.

Ese cortocircuito quedó superado, pero tanto el funcionario saliente -que tiene una carrera diplomática de 42 años- como la Casa Rosada interpretaron que esa posición debía ser reemplazada. Fue un episodio inscripto en un panorama general de tensiones cruzadas.

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